martes, 1 de enero de 2002

Soledad

Recorrí la casa,
para saber que no estás.
Manchando mis dedos de tinta
te lloro esta mañana.
Rodeado de soledad,
ahora comprendo esta palabra,
soledad:
buscarte con el corazón en la mano,
pedir,
suplicar,
llorarlo todo por tener tus palabras de calor maternal.
Soledad,
la prueba irrefutable de la muerte.
Soledad que sólo al recuerdo permite tu imagen,
tu voz en la mañana,
tu voz callada esperandome,
sabiendote del otro lado del silencio para consolarme,
retenerme:
sostener una y mil veces (25 años)
mi corazón de hijo
¿hijo?
¿por qué hijo si no estás?.
He aqui la soledad de donde estás ausente.


(©2002, Lo mejor ahora son esas suaves playas entre las palabras)

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