sábado, 30 de junio de 2012

Se aceptan ilusiones, solo de contado

Pienso escribir hasta tener llagas en las manos, escuchando fado esta tarde de sábado agradezco. Ayer Gustavo me llamo para hacer un asado a mediodía, un viernes a mediodía, ¿porque no? Badía se murió un jueves por la noche porque nosotros no podemos hacer un asado el viernes a mediodía.....
Salió perfecto, también estaba El Panza y Charly vía Skype, ultimando detalles de las próximas vacaciones.
Un hada me dijo tierno y sensible, hada boxeadora, con la guardia alta y las pecas pendientes. No me quedo esperando un minuto más fue lo que pensé esta mañana, el toro por las astas, la sartén por el mango. Tierno y sensible, yo me agarro de esas cosas, yo me agarro, no dejo pasar una, que la dejen pasar los que tienen tiempo, yo no tengo tiempo. No quiero tener tiempo. El tiempo se tiene a si mismo, yo quiero tener vida, emociones temblor, sensaciones, miedos, exitaciones como rayos, que el tiempo y las apariencias vengan por detrás.
¿Que hacemos que no nos reimos más, que no reclamamos amor, que no denunciamos la frivolidad, que no nos miramos buscando enamorarnos, que no gozamos a diario? La culpa es nuestra, de los que no decimos, de los que le hacemos el caldo gordo a los cagones, a los que se mueven por tierra firme y certificada, a los que corren contra el tiempo e hipotecan su felicidad a treinta años.
Por eso desde hace poco y para siempre, los jueves son de milanesa, siempre fue así y no lo vi, siempre es de ahora en mas. Hago milanesas de bondiola, de nalga, de cuadril, de mondongo, de pollo, maryland, hago milanesa sola. Están todos invitados, cada uno a su debido momento. Cocino, tomamos un aperitivo, en la barra se sueña y en la mesa se cena y se ríe. Invito por antojo y a destajo, invito amigos, gente que quiero y gente que quiero querer. Se puede leer, la biblioteca esta a mano y la música es obligada. Con las milanesas de bondiola del jueves pasado nos acompaño a la perfección Ludovico Einaudi. El invitado tiene la virtud de poner la música adecuada, de traernos un disco entre discos nuevamente al centro de la escena.
Todos nos iremos tarde o temprano, un jueves o un lunes por la mañana después de desayunar. Hoy es sábado y como dije, agradezco. Agradezco los jueves, las milanesas, las sirenas y los vinos. Agradezco las visitas y los convites, agradezco y salgo al ruedo.
No seamos ilusos.
Se aceptan ilusiones, solo de contado.

1 comentario:

  1. Estimado Mariano los laberintos de internet me llevaron a su página y su escritos me inspiraron para hacerle una oda a la querida Milanesa en un formato mas cercano al hule que al mantel e inspirado en el recordado poeta popular Héctor Gagliardi. Un abrazo.


    ODA A LA MILANESA

    Existe algún argentino
    qué bien se tenga por cual,
    que no disfrute por un casual
    tu dorada presencia en la mesa?
    Que no reconozca tu aroma
    a cien metros de distancia
    y que no muerda con ansia
    tu crocante carne rebozada?
    Ya no brilla tu piel dorada,
    ni tus bordes se ven tostados.
    Casi te tengo olvidada
    cuando crujías en aceite,
    hoy te cocinan a oscuras
    en un horno encerrada.
    Sos de todas las comidas
    la más presente en el menú,
    ya sos mas argentina
    que el puchero con caracú.
    Hace rato que no como
    acelga con ajo rehogada,
    hígado saltado con arroz,
    o salpicón de lo que sobraba,
    pero nunca abandonaré,
    aquella comida deseada;
    una buena milanesa
    acompañada con ensalada.
    Los años nos piden control
    de frituras y carbohidratos.
    Nos amenaza el colesterol,
    los glúcidos y el sobrepeso,
    triste penitencia la dieta
    para el epicúreo confeso.
    Benditos eran los días
    donde no era pecado
    sentirse como antojado
    y comerse una milanesa.
    No te miento si te cuento
    que la otra anoche te soñé
    con dos huevos a caballo
    en un campo de papafritas.
    Pero finalmente desperté
    por la cruel realidad rodeado
    entre berenjenas y zapallos
    y esa sopa de verduritas.
    Frita eras un lujo,
    y no te digo con puré.
    Cuantas veces te saboreé
    hasta untada con mostaza
    pero yo siempre te querré
    sin ninguna pretensión
    vos solita y con limón
    sin ningún otra sarasa.
    Siempre fuiste minuta
    y no te importó ser gourmet
    no entraste en la disputa
    de las mesas delicadas,
    vos sos más del hule
    con flores coloreadas,
    que de manteles negros
    y servilletas impolutas.
    Al plato o entre panes,
    para la mesa o para llevar.
    En cuadraditos para picar,
    no hay problema con ella
    siempre lista al paladar
    ya sea fría o caliente,
    en opinión de la gente:
    la comida más popular!

    Horacio Licera

    ResponderEliminar